Shalalalalaaaaaaaaaaaaaa…

Crecen poco a poco las plantas, los gatos morados vuelan, los peces ahora respiran aire, mis ganas más apagadas que nunca, quisiera poder volver acariciar esa mejilla. Cada vez que te veo colorearte, las abejas revolotean y el sol, ya no es sol, se convierte en el recuerdo que taladra mi cerebro. En este día, las pitahayas se dan el lujo de dejar de bailar, para sentarse en su burbuja a comer cacahuates. Bendita casualidad que los bombones de menta vuelven su mirada hacia mí, como queriéndome culpar por no sonreír todo el tiempo.

Cuando llegó la noche, un pelícano me dice que no sabe como encontrar el camino hacia la pescadería (ahora resulta que tengo cara de mapa), le indico donde está, ambos seguimos nuestros caminos como si nunca hubiéramos cruzado palabra. ¡Eso es lo que precisamente me da rabia! Por qué jodidos nadie me toma en serio, sólo vengo a cumplir una función…