Hubo un anoche en que te levantaste y ya no regresaste, hubo una vez que me dejaste los sueños impregnados con tu mirada y alguna otra que tu sonrisa me cambio el día. Te extraño, no sé por que fregados, pero lo hago.
Recuerdo aquella noche, los pinos salados silbaban para disimular nuestras voces, los hierbajos crecidos de la montaña se veían a sombras por la gran y hermosa luna. Hacía un poco de calor, tu espalda descubierta, de declarada hermosura, llamo la atención de los rayos lunares y jugueteaban con tu anatomía.
No es la primera vez que me fijo en personas que no debo, malditas reglas sociales. El estar sentado a tu lado, es extraño estar todavía siéndote fiel, me he quedado como un ave perdida, volando y volando al tratar de encontrar su nido ¿Pero el nido quiere que vuelva el ave?
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