miércoles, junio 20

Y dejo tu piel...


Oh graciosa y fría experiencia, acércate a mi sueño, huele mis enojos y sueña con mi alejamiento, será que me dueles en lo más hondo de mis huertos o que la idea interesante envenena mi café matinal. Ideas dejo pero volveré… como inconcluso es el tiempo después de que los gladiolos murieron, mal recuerdo fue… o mal sueño… ¿Tenerte? Mejor que lloren las liebres, que lluevan peces a cántaros, que llegue un nuevo ser y me arranque tu recuerdo con cinta canela.

Mi cuerpo todavía huele a tu sonrisa, fétida y colorida acción… como lo es un beso o una caricia, poco a poco se cae en el tiempo de lo que no te toca compartir. Me voy al mar como el mar siempre viene a mí. El sonar de mis ganas no llama la atención, pero espero lo hagan, para de una vez por todas quitarme esta curita del corazón y hacer que el periquito se ponga azul.

Con la inmaculada idea de ocuparme en no hacer nada, llegaré tan lejos como mi pendejez me lo permita. Ducha helada, caldo frio y té de manzanilla… les imploro que me dejen los alcatraces y los recuerdos en la parte mas recóndita de mi maleta… ¡Tienes que cargar con ellos! Si no, uno no aprende a dejar a las personas que uno ama en paz y a los amigos con una sonrisa (porque según uno ya esta obrando bien)… sí, ya uno come más fibra, pero cada vez que habla dice la misma mierda.

Curioso te vas y te extraño… cuando debería ser… te vas y agradecer a los cerros que te fuiste y así poder equilibrarme del todo. Como moscas al pastel las ideas llegan pero se quedan pegadas…

viernes, junio 15

Las ideas con un café.


Caía la tarde sobre la ciudad, la lluvia mantenía a los clientes dentro de aquél café, los vidrios estaban empañados por el calor humano. Era un café como todos, una barra, tres empleados con sonrisa a veces fingida y un café rico. Los clientes llegaban y se iban, algunos accesibles y otros no tanto. Yo me considero un cliente más siempre pido un rico café del día, es que es uno de los pocos lugares que vende café de talega y para esta ciudad dice mucho ese sabor a pueblo… pero no les cuento esto por mi agrado por es café si no por algo que me pasó, algo no muy común… y allí estaba en aquel café…

Una persona como cualquiera, de esos que pasan desapercibidos… de esos que nadie nota, simplemente sentado embobado con el periódico de hoy, un café y unos cigarros. Se miraba triste, siempre se sentaba solo, tardaba horas en la misma mesa. Era un joven un poco desaliñado, con barba crecida… A ratos se sonreía y a ratos parecía que iba a comenzar a llorar… me gustaba verlo se me hacía curioso ver a alguien solo por tanto tiempo…

La lluvia arreciaba y el reloj de pared anunciaba las cinco. Las mesas a su alrededor se ocupaban y se desocupaban, y él allí seguía… a mi se me hacía tarde y me iba… siempre que regresaba a aquel café estaba ese joven.

Un día, con más curiosidad que ganas de entablar una conversación, le pregunté que si qué hacía sentado en ese café por tanto tiempo, él me respondió que esperaba a alguien…Con su respuesta me vinieron a la mente preguntas, pero no las hice, simplemente me di la vuelta y me fui… no sé, me pareció imprudente, me sonrojé y lo hice.

Al día siguiente seguía lloviendo, la lluvia no había perdonado ya los dos días de aguacero, de paso por aquel café me di cuenta que aquel joven seguía en la misma mesa… me preguntaba qué esperaba ese joven… siempre solo y en la misma mesa.

Tras una noche de juerga, lo mojado del asfalto y el concreto hacía más fría mi caminata… cuando pasé por aquel café el sonido de porcelana al quebrar me detuvo, eran ya las 3:00 a.m. miré hacia dentro del café… era aquel joven, había tirado su taza… al verme desapareció.

sábado, junio 9

Y digo...


Ya estoy en edad de merecer...

lunes, junio 4

Me dolió...

Me duele preocuparme por ti y que a ti te valga, sobre todo me duele porque no puedo hacer nada para hacerte sentir algo mas que amistad...

En fin, creo que fue ya demasiada pendejez...