Hola querido acompañante.
Tenía tiempo sin visitar este puerto, sin hablarte, sin sentirte. Tiempo ha pasado desde que me separé de esta costa, buscando aventura y paz. Y vaya que he logrado hazañas, pero también he perdido muchas otras.
Te encuentro a punto de zarpar por nuevas aguas desconocidas, quizá la incursión más difícil a la que me he enfrentado. Aguas intranquilas tienen mis noches en vela, recorriendo el navío me quedé durante dias. En mi viaje perdí rumbo durante varios meses. Las corrientes me llevaron hasta los territorios de la vieja Kuyimá, y me anclé durante un año.
Fue un año de aprendizaje y de un amor fallido, de aprender a valorar mis acciones y de extrañar a la familia, de conocer nuevas formas y de navegar solo. Y estuve tentado a quedarme, Kiyimá tiene sus tretas. Pero decidí subir el ancla y regresar a este puerto, donde por lo menos conozco más bucaneros.
Y de regreso un nuevo inicio, ya no salgo casi al mar... estoy valorando muchas acciones, arrepintiéndome de las cuales yo sólo fui una broma...
A partir de mañana, mi querido acompañante inicia el nuevo yo... no sé si será bueno o malo, pero te mantendré informado.
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