Se me escapa el alma poco a poco, mal gastándolos en recuerdos del hubiera De veranos de lluvia, de inviernos de naranjos en flor. Tardes de jazz, de noches de playa... recuerdos a final de cuenta. Que me detienen y mantienen velas chorreantes durante noches de tormenta.
Según mi contramaestre debo dejar el ancla fondeada, pero es mi ancla de toda la vida. Y entro en conflicto interno. Inquietante rayo atraviesa mi mar, cegando deseos y planes. Aguas intranquilas deseosas de una noche de sueño sin mareo.
Té de guayaba para calmar los ánimos, para el mareo y para dormir. Un libro que seguirá sin terminarse, un diario que no fue llenado hoy por falta de equilibrio. Una triste realidad, que sólo se enfoca en crecer y ser mejor.
Y seguimos navegando...
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