sábado, diciembre 16

Lo que siento.


La gaviota partió en vuelo alto, la ligera brisa marina acaricia sus alas suavemente y la eleva en un viaje sin retorno. Tardes enteras de risas y amor la acompañarán. Ilusiones inconclusas, que más que ilusiones se convertirán en mi motivación cotidiana. La gaviota vuela alegre por el cielo, brinca de nube en nube recordando sus sueños.

Recuérdame querida gaviota, cuídame, enséñame y espérame, que la espera no será larga. Piensa que la marea sube y baja; en la espiral de las caracolas y en como las algas cambian de color. Maravillosos y cálidos rayos de sol cobijan tu sonrisa.

Te vas junto con el sol, las flores lloran tu partida pero siempre te recordaran. Volarás hasta el cielo nocturno, hasta la estrella más brillante y aguardarás por los viejos sabios, que te enseñarán el nuevo camino. Jamás te olvides que acá miramos al cielo buscándote y te encontraremos.

miércoles, diciembre 6

Una vez en el mar


Mirar a través de tus ojos y encontrar calma, simplemente encontrar un poco de lo que mace falta, o quizá no. Estoy completamente confundido, no sé que hacer, si acercarme a ti o no, abrazarte y dejar que me purifiques o dejarme al temporal. Los libros vomitan ideas que enturbian mi memoria. Encontrar el punto máximo con mucho cuidado. Ir lentamente fundiendo dos almas.

Sólo falta un encuentro uno que defina si está bien o no, bueno si se da el encuentro entre las ostras y las algas, el mundo marino se estabilizará, el mar se clamará un poco y dejará que las ideas fluyan. Hacer que se desinfle un poco el pecho ya no más presión, no mas prisas, un poco mas de tiempo, sí, pero con calma.

No quiero apresurar nada, tal vez sólo sea una falsa alarma, no me ilusiono mucho, como casi siempre, mejor vamos a sentir la corriente en la piel, que nos lleve hasta aquel arrecife calmo y colorido. Que el sol a través de la superficie marina forme un mosaico el cual nos permanezca seguros.

Atravesar las ruinas para llegar al templo de la hermosura, a conseguir la tan preciada perla rosada, esa cosita que sostiene las mareas del mundo.

domingo, diciembre 3

Una carta...


Perdóname por no estar contigo, por no abrasarte como se merece, por no acompañarte por las noches, por no platicar contigo. Es que me duele no ser feliz, todavía no me acostumbro a lo que sembré, es difícil cambiar de un día para otro. Un día corres por el campo y al día siguiente vuelas, es extraño como cambias. Quisiera que no estuvieras tan lejos.

Lo colores ya no son tan importantes, siguen siendo parte de mí pero no son la prioridad, hoy la prioridad es abrazar ideas y crecer como persona. La simple idea de auto-conocerme y recrearme me trae ocupado. Descansar y retomar fuerzas para el nuevo ciclo es lo que necesito. Ya no matarme a diario y sembrar cosas buenas.

Voltear a ver al mar y decirle que no es tan pequeño, ver las cosas pequeñas y aprender a valorarlas. ¿Será que me estoy volviendo viejo? Espero que sí pero para bien. Una sonrisa y para adelante…